martes, 28 de septiembre de 2010

El mito azteca de la creación*



Por los caracteres y escrituras y por relaciones de los viejos y de los que en tiempo de su infidelidad eran sacerdotes y papas, por lo que dijeron los señores principales a quienes se criaba en los templos y enseñaba la ley para que la difundiesen; juntos ante mí, con sus libros y figuras antiguas, muchas de ellas, untadas con sangre humana, relataron el inicio. Parece que tenían a Tonacatecuhtli, quien tuvo por mujer a Tonacacihuatl (conocida también como Xochiquetzal). Ellos fueron señor y señora de nuestra carne y se criaron en el decimotercer cielo, de cuyo principio no se supo jamás. Engendraron a cuatro hijos. El mayor, Tezcatlipoca rojo, nombrado así porque nació colorado. Los Uexotzinco y Tlaxcala, lo tenían por su dios principal y le llamaron Camaxtli. Al segundo hijo lo nombraron Tezcatlipoca negro, el peor de los tres porque fue el que más mandó y pudo porque nació negro en medio de todos los seres y cosas. Al tercero llamaron Quetzalcoatl, conocido también como “Noche y viento”., mientras que al último y más pequeño lo llamaron “Señor del Hueso” o “La culebra con dos Cabezas”, a quien los mexicanos tuvieron como su dios principal y denominaron Huitzilopochtli.De los cuatros hijos de la primera pareja (Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl), Tezcatlipoca negro era omnipresente, conocía todos los pensamientos y los corazones; así es que lo llamaron Moyocoya, cuyo significado es el de todopoderoso. Su hermano menor, Huitzilopochtli (dios del pueblo mexicano) nació sin carne, con los huesos desnudos. Así se mantuvo durante los seiscientos años de quietud entre los dioses, etapa en la que nada hicieron.
    Pasado el largo período, los cuatro hijos de Tonacatecuhtli se juntaron para ordenar lo que habrían de hacer y la ley que tendrían. Convinieron en nombrar a Quetzalcoatl y Huizilopochtli para que impartieran las órdenes. Entonces, por comisión y parecer de los otros dos, hicieron el fuego, después medio sol que como no estaba entero alumbraba poco y luego hicieron al hombre -Oxomoco- y a la mujer llamada Cipactónal. Les dieron la orden de que no holgaran, sino que trabajaran siempre. A él lo mandaron a labrar la tierra mientras ella hilaba y tejía. De esta primera pareja humana nacieron los macehuales. Cipactónal recibió el don de la curación a través de ciertos granos de maíz que le fueron entregados por los dioses para la cura, las adivinanzas y hechicerías como acostumbran a hacer hoy día las mujeres.
    Terminada su tarea con los primeros hombres, los dioses hicieron los trescientos sesenta días del año que dividieron en dieciocho meses de veinte días cada uno. Luego crearon a los dioses que habitaron el infierno: al “Señor del Inframundo” y a su señora, la “Señora del Inframundo”.Les llegó la hora de crear los cielos y comenzaron por el más alto, desde el decimotercero para abajo para continuar con la creación del agua en la que criaron a un pez grande que llamaron Cipactli, parecido al caimán. Se juntaron los cuatro hermanos (hijos de la primera pareja) y crearon a Tláloc y a Chalchiutlicue, quienes fueron dioses del agua, a los que se les pedía cuando tenían de ella necesidad. Como estaban los cuatro juntos, hicieron del pez Cipactli la tierra, a la cual llamaron Tlaltecuhtli, portándola como deidad, sostenida por el pescado que la había engendrado. Otros dijeron que la tierra fue creada por los dioses Quetzalcoalt y Tezcatlipoca, quienes bajaron a tierra a la diosa del cielo. Ella tenía las articulaciones completamente cubiertas de ojos y bocas con las que mordía como una bestia salvaje. Antes de que la bajaran había agua (que nadie sabe quién creó) sobre la cual la diosa caminaba. Cuando vieron esto, los dioses se dijeron: “Es necesario hacer la tierra”, y diciendo esto se convirtieron los dos en grandes serpientes. Transformados, una de las serpientes agarró a la diosa de la mano derecha y el pie izquierdo y la otra de la mano izquierda y el pie derecho, jalaron tanto que la partieron por la mitad. Con la parte de atrás de los hombros hicieron la tierra, y la otra mitad la llevaron al cielo.

*Andrés Manrique, Mitos y leyendas de los aztecas, incas, mayas y muiscas, Walter Krickeberg (ed.), Fondo de Cultura Económica, México.

El mito griego de la creación (según Hesíodo)





Según Hesíodo, en un principio sólo existía el Caos. Después emergió Gea (la tierra) de ancho pecho, morada perenne y segura de los seres vivientes, surgida del Tártaro tenebroso de las profundidades, y Eros (el Amor), el más bello de los dioses. Del Caos nada podía esperarse, hasta que de la acción de Eros, principio vital, salieron Érebo (las tinieblas), cuyos dominios se extendían por debajo de Gea en una vasta zona subterránea, y Nix (la oscuridad o la noche). Érebo y Nix tuvieron amoroso consorcio y originaron al Éter y Hemera (el Día), que personificaron respectivamente la luz celeste y terrestre.



Con la luz, Gea cobró personalidad, pero como no pudo unirse al vacío Caos, comenzó a engendrar sola y así mientras dormía surgió Urano (el Cielo Estrellado), un ser de igual extensión que ella, con el fin de que la cubriese toda y fuera una morada celestial segura y eterna para los dioses. También produjo las montañas, para albergue grato de las Ninfas, que escogieron para ello frondosos bosques.



Urano, contempló tiernamente a su madre desde las elevadas cumbres y derramó una lluvia fértil sobre sus hendiduras secretas, naciendo así las hierbas, flores y árboles con los animales y las aves, que formaron como un cortejo para cada planta. La lluvia sobrante hizo que corrieran los ríos y al llenar de agua los lugares huecos se originaron así los lagos y los mares, todos ellos deificados con el nombre de Titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Iápeto, Crono; y Titánides: Temis, Rea, Tetis, Tea, Mnemósine y Febe; de ellos descendieron los demás dioses y hombres. Pero como si Urano y Gea quisieran demostrar que su poder estaba por encima de todo, crearon otros hijos de horrible aspecto: los tres Cíclopes primitivos, llamados Arges, Estéropes y Brontes, quienes tenían un solo ojo redondo en medio de la frente y representaban respectivamente el rayo, el relámpago y el trueno y eran inmortales, muchos de éstos ya mortales fueron muertos por Apolo para vengar la violenta desaparición de Asclepio del mundo de los vivos. Finalmente, engendraron a los Hecatonquires o Centimanos, tres hermanos con cincuenta cabezas y cien brazos cada uno que se llamaron Coto, Briareo y Giges.

Graves, Robert, Los Mitos Griegos I, Buenos Aires, Alianza, 1998.

¿Por qué preguntamos por qué?

La madre y el hijo se disponían ya a embarcarse para regresar a su tierra en el Norte de África, pero se habían detenido a descansar un poco en la orillas de Roma. Asomados a la ventana de la casa donde se hospedaban, ambos podían sentir sobre sus rostros la humedad del viento que soplaba desde el Puerto de Ostia. En aquella tibia tarde del año 387, Mónica y Agustín comenzaron un dulce coloquio sobre la enormidad y belleza del mar, del cielo y de los astros; pero aquella agradable conversación terminó en el silencio de la contemplación. Fue en aquel silencio, como lo narra el mismo Agustín en sus Confesiones (IX, 25), donde resonó la voz de las creaturas: “No, no nos hemos hecho a nostras mismas, sino que nos ha hecho el que permanece eternamente” (Eclo. 18,1). Y habiendo dicho ya su verdad, enmudeció también la naturaleza entera, quedando acallada toda imagen de agua, aire y tierra, en un alma deseosa ahora, de escuchar sólo la inaudible y eterna Palabra por la que todo fue hecho (Jn.1,3).
Sin embargo, pasados ya más de mil seiscientos años, asomarse por la ventana para contemplar el cielo y conversar sobre su belleza, parece ser un raro ejercicio en los días de una generación, habituada más bien, a ver la televisión y a comentar partidos de fútbol, o en el mejor de los casos, lo que dicen las noticias. Y para hacer honor a esta contemporánea costumbre, comentemos pues, que a comienzos del pasado mes de septiembre, los diarios locales anunciaron que, según el “The Times” de Londres, el conocido físico británico, Stephen Hawking, a propósito de su último libro titulado “The grand desing”, sostenía que no es necesario invocar una fuerza divina para explicar el origen del universo. Según su investigación científica, el universo puede ser creado de la nada, tan sólo porque existe una ley como la de la gravedad. Por lo tanto, en esta nueva teoría, el “Big Bang”, la “gran explosión que originó el cosmos, no sería otra cosa que la inevitable consecuencia de las leyes de la física. En consecuencia, podría afirmarse que una “creación espontánea” es la razón última por la cual se explica que algo exista en lugar de nada.
Pero ante semejante conclusión, uno no puede dejar de preguntarse, en simple lógica, cómo puede afirmarse que una ley física explica que algo existe en lugar de nada, cuando semejante nada es insostenible desde el momento que se dice que existe una ley física que explica que algo existe. Si alguna ley física, como la de la gravedad, hace comprensible la gran explosión originaria del universo, ello no parece responder, en último término, a la pregunta por la razón de ser o de existencia de semejante explosión. Si la densa concentración de materia, de la que se seguiría luego el “gran estallido”, obedece al mecanismo de la gravedad, es lógico preguntarse por el origen de esa materia y de la ley que la gobierna.
Uno no necesita ser físico, ni matemático para oponer estas cuestiones a la conclusión del eminente científico, simplemente porque dicha conclusión tampoco es científica, sino una “pretendida” deducción lógica. En consecuencia, la “presunta” afirmación científica de Hawking demuestra que, incluso su propio razonamiento de investigador, tiene un natural dinamismo que lleva a la razón, más allá de la pura observación física (meta-física). Quien desconoce la ciencia cosmológica, no debe atreverse a negar, sin más, que, en buena física, alguna de las leyes cósmicas, como la de la gravedad, puede ser la explicación inmediata sobre los inicios del espacio sideral; pero semejante explicación tampoco podrá pretender ser la última y definitiva respuesta, tan sólo porque la pregunta sobre por qué existe algo en lugar de nada, no se puede responder matemáticamente. En todo caso, se podrá ilustrar con las matemáticas que así como, en teoría, un número puede ser dividido hasta el infinito, de igual manera, la pregunta del por qué, puede sucederse en una cadena indefinida; basta enfrentarse a la inquisidora razón de un pequeño de cuatro o cinco años que todavía no sabe matemáticas, pero ya sabe descargar una serie de “por qués” que, al final, no nos queda más remedio que preguntarnos el por qué de tanto por qué.
La ley de la gravedad puede ser o no la respuesta a la pregunta de cómo ha empezado a existir el universo; esa es una discusión cuya solución habrá que dejar a los astrofísicos. Sin embargo, por qué ha empezado a existir el universo, es una cuestión que no pretenderá ya responder el científico que quiera ser coherente con su método. En otras palabras, Dios o el horizonte de conocimiento al que apunta lógicamente la pregunta del por qué, no puede ser objeto de la ciencia, por la obvia razón de que dicho nivel de conocimiento está más allá de la realidad material, matemáticamente medible y experimentable. La ley de la gravedad o cualquier otra de las conocidas leyes físicas no parecen responder a la pregunta de por qué preguntamos. La fe es una razonable respuesta, pero no una científica respuesta, de donde se concluye que el conocimiento científico no agota las posibilidades de la razón. Entonces, es razonablemente posible afirmar a Dios como el origen de nuestra capacidad de preguntar, pues a toda pregunta corresponde una respuesta, como a toda efecto corresponde una causa y a una creación un creador. Por el contrario, decir que algo existe de modo espontáneo, es como decir que algo existe porque existe; y ésta, no parece una respuesta razonable.
Uno puede hablar sobre aquello que ve, pero de aquello que uno contempla, no se dice inmediatamente algo, porque lo que se impone es la Palabra que nos interpela y nos pide escuchar. En una reciente audiencia, Benedicto XVI, comentando el pasaje agustiniano de Ostia, nos dice: «En el camino a la verdad, hay una idea fundamental: “las creaturas deben callar para que se produzca el silencio en el que Dios puede hablar”. Esto es verdad también en nuestro tiempo: a veces se tiene una especie de miedo al silencio, a pensar en los propios actos; a menudo se prefiere vivir sólo el momento fugaz, esperando que traiga felicidad duradera; se prefiere vivir, porque parece más fácil, con superficialidad, sin pensar; se tiene miedo de buscar la Verdad, o quizás, se tiene miedo de que la Verdad nos encuentre, nos aferre y nos cambie la vida, como le sucedió a san Agustín».


Alberto Anguiano García.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Beatificación de Newman

Benedicto XVI selló su exitosa visita a Gran Bretaña con la simbólica beatificación de un eminente eclesiástico anglicano convertido al catolicismo en el siglo XIX. El Papa volvió a condenar al nazismo cuando se cumple el 70 aniversario de la Batalla de Londres. El sábado se reunió con víctimas de abusos sexuales cometidos por representantes de la Iglesia.
La exitosa visita de Benedicto XVI al Reino Unido culminó este domingo con un acto altamente simbólico: la beatificación del cardenal John Henry Newman (1801-1890) ante 50.000 fieles congregados bajo la lluvia en el parque de Cofton, en las afueras de Birmingham.
 
Newman, un eclesiástico anglicano que escandalizó a sus compatriotas tras convertirse al catolicismo en la mitad de su vida, es considerado uno de los mayores pensadores cristianos del siglo XIX.
 
Su conversión obedeció a su voluntad de buscar las raíces auténticas del cristianismo original, una decisión que provocó una gran conmoción en su época.
 
Cuando el Papa León XIII lo ordenó cardenal en 1879, Newman aceptó el cargo con un discurso que llevaba por título “El corazón habla al corazón”, el lema elegido por Benedicto XVI durante su visita a Gran Bretaña.
 
El Vaticano atribuye a Newman un milagro: la repentina curación de una enfermedad grave padecida por un diácono estadounidense que le rezó al cardenal. Un segundo milagro atribuido a Newman y presuntamente ocurrido en México está siendo estudiado por la Iglesia Católica, lo que allanaría el camino hacia su canonización.

http://www.espanol.rfi.fr/europa/20100919-el-papa-beatifico-john-henry-newman

Vida, obra, trayectoria y pensamiento de E. Schillebeeckx

lunes, 20 de septiembre de 2010

Líderes religiosos critican a Hawking por descartar a Dios como creador


"Creer en Dios no consiste en como taponar un agujero y explicar cómo unas cosas se relacionan con otras en el Universo". Rowan Williams. (BBC, MUNDO)

El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, y otros líderes religiosos británicos han criticado al astrofísico Stephen Hawking por descartar a Dios como creador del Universo en un libro de próxima publicación.
"Creer en Dios no consiste en como taponar un agujero y explicar cómo unas cosas se relacionan con otras en el Universo, sino que es la creencia de que hay un agente inteligente y vivo de cuya actividad depende en última instancia todo lo que existe", declaró el líder anglicano al diario The Times.

"La física por sí sola no resolverá la cuestión de por qué existe algo en lugar de nada", agregó Williams.

El rabino jefe, Jonathan Sacks, señala en un artículo publicado hoy por el mismo diario que "la ciencia trata de explicar y la religión, de interpretar. A la Biblia sencillamente no le interesa cómo se creó el Universo".

"La ciencia desarticula las cosas para ver cómo funcionan. La religión las junta para ver qué significan. Son dos empresas intelectuales distintas. Incluso ocupan diferentes hemisferios del cerebro", señala Sacks.

El arzobispo de Westminster y primado de la Iglesia católica de Inglaterra y Gales, Vincent Nichols, dijo suscribir totalmente las palabras del rabino jefe sobre la relación entre religión y ciencia.

También el presidente del Consejo Islámico de Gran Bretaña, Ibrahim Mogra, atacó las tesis de Hawking y dijo que "si uno mira el Universo, todo apunta a la existencia de un creador que le dio origen".

En su libro, "The Grand Design", del que The Times adelantó ayer algunos extractos, Hawking afirma que las nuevas teorías científicas hacen redundante el papel de un creador del Universo.

El Big Bang, la gran explosión en el origen del Universo, fue consecuencia inevitable de las leyes de la física, argumenta el científico británico, que ha escrito el libro al alimón con el físico estadounidense Leonard Mlodinow.

Según Hawking, el primer golpe asestado a la teoría sobre la intervención de Dios en la creación del Universo fue la observación en 1992 de un planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta de nuestro Sol.

En opinión del conocido astrofísico, es probable que existan no sólo otros planetas, sino también otros universos, y si la intención de Dios era simplemente crear al hombre, esos otros universos serían perfectamente redundantes.

Para Dawking, la teoría-M, proposición que unifica las distintas teorías de las supercuerdas, es la teoría unificada con que soñaba Einstein, capaz de reconciliar la teoría cuántica, que da cuenta del mundo subatómico, con la de la gravedad, que explica la interacción de los objetos a escala cósmica.

El biólogo y ateo militante Richard Dawkins, autor del libro "El Espejismo de Dios", declaró a The Times que "el darwinismo expulsó a Dios de la biología, pero en la física persistió la incertidumbre. Ahora, sin embargo, Hawking le ha asestado el golpe de gracia".

Por el contrario, para el astrofísico y teólogo David Wilkinson, "el Dios en el que creen los cristianos es un Dios íntimamente involucrado en todo el momento de la historia del universo y no sólo en sus comienzos".

A su vez, el presidente de la Sociedad Internacional de la Ciencia y la Religión, George Ellis, rechaza el argumento expuesto por Hawking en su libro en el sentido de que la filosofía no tiene ya sentido al haber sido suplantada por la ciencia.

"La filosofía no está muerta. Todo punto de vista está imbuido de filosofía. ¿Por qué la misma ciencia merece la pena? La respuesta es filosófica y emocional. La ciencia no puede responder a la pregunta sobre sí misma", explica Ellis.

Stephen Hawking descarta la existencia de Dios para explicar el origen del Universo




El científico británico Stephen Hawking afirma en un nuevo libro que la física moderna excluye la posibilidad de que Dios crease el universo.
Del mismo modo que el darwinismo eliminó la necesidad de un creador en el campo de la biología, el conocido astrofísico afirma en su obra, de próxima publicación, que las nuevas teorías científicas hacen redundante el papel de un creador del universo.
El Big Bang, la gran explosión en el origen del mundo, fue consecuencia inevitable de las leyes de la física, argumenta Hawking en su libro, del que hoy adelanta algunos extractos el diario The Times.
Hawking renuncia así a sus opiniones anteriores expresadas en su obra 'Una Breve Historia del Tiempo', en la que sugería que no había incompatibilidad entre la existencia de un Dios creador y la comprensión científica del universo.
"Si llegamos a descubrir una teoría completa, sería el triunfo definitivo de la razón humana porque entonces conoceríamos la mente de Dios", escribió en aquel libro, publicado en 1988 y rápidamente convertido en un éxito de ventas.

 

Argumento contra Newton

En su nuevo libro, titulado en inglés 'The Grand Design' ('El Gran Diseño') y que sale a las librerías el 9 de septiembre, una semana antes de la visita del Papa a Gran Bretaña, Hawking sostiene que la moderna ciencia no deja lugar a la existencia de un Dios creador del Universo.
En esa obra, escrita al alimón con el físico estadounidense Leonard Mlodinow, Hawking rechaza, según el adelanto periodístico, la hipótesis de Isaac Newton según la cual el Universo no puede haber surgido del caos gracias sólo a las leyes de la naturaleza sino que tuvo que haber intervenido Dios en su creación.
Según Hawking, el primer golpe asestado a esa teoría fue la observación en 1992 de un planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta de nuestro Sol.
"Eso hace que las coincidencias de las condiciones planetarias de nuestro sistema -la feliz combinación de distancia Tierra-Sol y masa solar- sean mucho menos singulares y no tan determinantes como prueba de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada (por Dios) para solaz de los humanos", escribe Hawking.

 

Múltiples universos

Según Hawking, que fue hasta el año pasado profesor de matemáticas de la universidad de Cambridge, puesto que ocupó en su día el propio Newton, es probable que existan no sólo otros planetas, sino también otros universos, es decir un multiuniverso.
En opinión del científico, si la intención de Dios era crear al hombre, esos otros universos serían perfectamente redundantes.
El conocido biólogo ateo Richard Dawkins se felicitó de la conclusión a la que parece haber llegado su colega Hawking: "Es exactamente lo que afirmamos nosotros. No conozco los detalles de la física, pero es lo que he sospechado siempre".
En su libro, Hawking no excluye la posibilidad de que haya vida también en otros universos y señala que la crítica está próxima a elaborar una teoría de todo, un marco único capaz de explicar las propiedades de la naturaleza.
Eso es algo, recuerda 'The Times', que han estado buscando los físicos desde la época de Einstein, aunque hasta el momento ha sido imposible reconciliar la teoría cuántica, que da cuenta del mundo subatómico, con la de la gravedad, que explica la interacción de los objetos a escala cósmica.
Hawking aventura que la llamada teoría-M, proposición que unifica las distintas teorías de las supercuerdas, conseguirá ese objetivo.
"La teoría-M es la teoría unificada con la que soñaba Einstein. El hecho de que nosotros, los seres humanos, que somos tan sólo conjuntos de partículas fundamentales de la naturaleza, estemos ya tan cerca de comprender las leyes que nos gobiernan y rigen el universo es todo un triunfo", escribe el astrofísico.

¿Qué consiguió la visita del Papa a GB?



Por supuesto, los papas no llegan a un país sin saber lo que van a encontrarse. Ni tampoco sin un objetivo de lo que quieren lograr. Entonces ¿para que sirvió la visita del Papa Benedicto XVI a Reino Unido?

Robert Pigott
BBC, Corresponsal asuntos religiosos

Los líderes católicos en Escocia, Inglaterra y Gales, han mantenido largas conversaciones con el Vaticano y, sin duda, contribuido a los discursos del Papa.
Esta es la razón por la que Benedicto XVI comenzó a hablar de los abusos sexuales a menores en el avión que lo trasladaba a Londres, un reconocimiento temprano de los fallos de la Iglesia Católica en actuar rápidamente para prevenirlos.
Sin embargo el Papa no hizo ninguna referencia al mayor de los obstáculos en la recuperación de las víctimas de abuso: el sistemático ocultamiento de estos actos por parte de la Iglesia.
Cuando, en una carta enviada a la Iglesia irlandesa el pasado mes de marzo, se refirió a que la reputación de la Iglesia se estaba protegiendo a expensas del bienestar de los niños, el Papa parecía estar culpando a los obispos locales.
Por eso, cuando en la catedral de Westminster utilizó la frase "todos nosotros" como reconocimiento de la vergüenza y la humillación que han generado los abusos, se interpretó como un reconocimiento de una responsabilidad corporativa por parte de una Iglesia Católica a nivel mundial, un paso más cerca de lo que los grupos de supervivientes de estos abusos habían solicitado.
También se refirió al abuso sexual como un delito, un reconocimiento de que la Iglesia no puede continuar denominándolo "pecado" e, implícitamente, que no puede tratarlo como un asunto a resolver mediante disciplina interna.
Horas después el Papa se reunió con cinco personas que habían sufrido abusos por parte de curas en lo que su vocero, Federico Lombardi, describió como una reunión "muy emocionante".
Este tipo de reuniones han funcionado bien a la hora de bajar la tensión en el pasado, como ocurrió en Malta a comienzos de año.
Pero... ¿es suficiente?

Acciones más que palabras
Las organizaciones de los supervivientes de los abusos dicen que las acciones hablarán más alto que las palabras: quieren que los archivos de los curas abusadores sean entregados a la policía.
Se cree que el Papa dijo a cinco personas - tres en Yorkshire, al norte del país, una en Escocia y a otra en Londres- que la Iglesia, entre otras cosas, está preparada para colaborar con las autoridades civiles a llevar a los curas pederastas a juicio.
Pero los nuevos procedimientos publicados este verano quedaron muy lejos del proceso automático de poner en conocimiento de las autoridades lo que ocurre que existe en el sistema utilizado por la Iglesia en Inglaterra y Gales.
Mucho de lo que suceda en el futuro dependerá de lo que las cinco personas que hablaron con el Papa le hayan dicho.
Los grupos de supervivientes de los abusos piden, de forma razonable, que se les explique cómo fueron seleccionadas estas cinco personas por las diócesis católicas que los propusieron.
Pero el Papa se está dirigiendo no sólo a ellos, sino al público en general, y, de momento, la estrategia parece estar funcionando.
La amplia cobertura mediática afirma que el Papa es una persona de estatura internacional ¿que otra figura captaría sino tanta atención nacional?

Valores básicos
La visita le dio también la oportunidad de aparecer como un papa pastoral y no únicamente como un seco y autoritario profesor.
Y visitar lugares como St Peter's, un hogar de personas mayores, es un buen ejemplo de cómo trata de hacer llegar su mensaje a una sociedad secular.
En su discurso afirmó que cada persona tiene valor, y su propia dignidad, incluso si son viejos y discapacitados.
Sus mensajes tratan de defender la idea de que no necesitas ir a la iglesia o registrarte en el dogma católico para ver el valor de una voz que defiende los valores básicos de una sociedad.
De la misma forma que le preguntó a un niño en un colegio del sur de Londres ¿qué tipo de persona quieres ser?, está preguntando a los británicos más ampliamente ¿qué tipo de sociedad queréis tener?
 El viaje de Benedicto XVI mostró una imagen más humana del pontífice.
La respuesta que él ofrece es que incluso una sociedad secular necesita estar en contacto con el código moral, básico e inmutable ofrecido por la religión.
El Papa Benedicto XVI mantiene que este código está conformado por una ley natural, por los fundamentos de la naturaleza humana, que lo hace universal y atemporal.
Pero hubo otro elemento en su visita que permitió al Papa hacer algo incluso más importante.
Benedicto XVI, de 83 años, bromeó acerca de las penurias de la edad y salió a saludar a los espectadores cara a cara.
Las imágenes puede que se vuelvan más valiosas que ninguno de sus discursos, a la hora de cortejar y vencer a un público escéptico en la causa de Benedicto, y contrario a él personalmente.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿Qué es la Antropología y su historia?

"De todos los animales de la creación, el hombre es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir" (John Steinbeck).


Conceptos de «Antropología»
Antropología física: estudia las temáticas referentes a la paleontología, la genética de las poblaciones, las condiciones etno-ecológicas.
Antropología psicológica: estudia la conducta humana en su perspectiva psíquica o psico-somática, en sujetos normales o anormales, los temas de la para-psicología.
Antropología cultural: estudia los pueblos primitivos, sus costumbres, ritos, relaciones de parentesco, lenguaje, moral. Religión.
Antropología social: estudia las sociedades actuales, siendo muy afín a la Sociología.
Antropología filosófica: estudia al hombre desde el punto de vista de la filosofía.

Antropología teológica: estudia y explica lo que Dios ha revelado acerca del hombre.

El trasfondo histórico de la «Antropología»

El estudio del hombre ha transcurrido en su devenir histórico por los siguientes senderos:
A) En el mundo antiguo.
1. En Grecia surge el pensamiento filosófico cuando se le ocurre a alguien hacer la pregunta acerca del principio primero de las cosas; esta primera formulación de hace acerca de las cosas distintas del hombre. Es una referencia objetiva.
Fue Demócrito quien afirmó que el hombre era «un microcosmos», porque reúne todos los grados del ser. Lo que caracteriza al hombre, según Heráclito de Éfeso, es la percepción del logos, el sentido y la ley del mundo. Por la facultad de pensar el hombre puede percibir lo estable del mundo, según Parménides.
Pero los sofistas dudan de esa facultad del hombre, piensan más bien que el hombre mismo es la medida de todas las cosas. Sócrates defiende la idea de que el hombre está ligado a la verdad, por encima de todos los cambios del mundo sensible. Efectivamente, el hombre está ordenado por su espíritu al mundo inteligible, afirma Platón. El espíritu es el verdadero ser, lo demás es sólo apariencia. El alma, ser espiritual, procedente del mundo celeste, debe liberarse del cuerpo para realizar sus funcionen espirituales.
Aristóteles intenta comprender la unidad del hombre mediante su doctrina de la composición de los seres a base de materia primera y forma sustancial, hileformismo. Pero su estudio se llamará «Acerca del alma» y no «Acerca del hombre». El hombre se define por el elemento cognoscitivo. Este pensamiento no supera el dualismo alma – cuerpo.
2. El pensamiento cristiano de los primeros siglos aporta la idea de la importancia del individuo concreto, la idea de libertad y responsabilidad personal, la idea misma de persona. San Gregorio Niceno (+ 394) inicia entre los griegos el pensamiento filosófico, san Agustín (+ 430) hace lo mismo entre los latinos. Se acuña el concepto de persona. El hombre es el centro del universo, entre el mundo material y el espiritual, al cual pertenece por su espíritu.
Posteriormente dos escuelas desarrollarán estos conceptos iniciales, la franciscana y la tomista, que dan mayor valor a la voluntad o al entendimiento. La idea común es que el hombre se abre por su espíritu al ser y así es de alguna manera todas las cosas; está fundamentado en Dios, el ser absoluto e infinito.

B) En la Edad Moderna.
Lo que caracteriza la filosofía de la Edad Moderna es la orientación hacia el sujeto. En la antigüedad y en la Edad Media había prevalecido el pensamiento objetivo, que entra en crisis con los nuevos descubrimientos que se originan con le edad moderna. El nominalismo es la expresión de esta crisis.
El humanismo provoca un nuevo sentimiento vital, renueva la antigüedad clásica y se distancia de lo sobrenatural. Con la reforma se rompe la unidad de la fe única de la única iglesia. El mundo se piensa de otra manera, en el centro no está la tierra, sino el sol. El hombre no tiene un lugar asegurado en el cosmos. La realidad objetiva se ha hecho inconsistente. Ahora el hombre necesita preguntarse otra vez cuál es su propia razón. El hombre pasa a ocupar el centro, pero sólo como sujeto.
1. El guía del pensamiento en esta dirección es Descartes (1596-1650). Solamente queda el ego pensante. Con sus ideas innatas el ego puede alcanzar la verdad. El dualismo alcanza su cumbre más alta: el ego que piensa en un lado y el cuerpo (la cosa extensa) del otro; alma y cuerpo infinitamente distanciados.
El racionalismo reduce el ser del hombre al sujeto pensante, convertido en razón autónoma, luego el idealismo lo convertirá en razón absoluta.
Por otro lado, el empirismo inglés propone la experiencia sensible como único medio para llegar a la verdad, según la opinión de John Locke (1632-1704) y de David Hume (1711-1776). Reducen el conocimiento humano al área de lo sensible, preparando el camino al materialismo, que aparece con la Ilustración francesa. Ahora el hombre es sólo una cosa extensa. El materialismo mecanicista se alterna con la posición racionalista idealista.
2. Kant (1724-1804) intenta reconciliar ambas posiciones. La razón pura es la condición para la posibilidad del conocimiento objetivo. Entiende el mundo, el alma y Dios como ideas de la razón pura, aquí el hombre es el alma. Pero en el campo de la razón práctica hay que hacer otras preguntas: «¿Qué puedo yo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar? ¿Qué es el hombre?». Las Respuestas de Kant: «A la primera pregunta responde la metafísica, a la segunda la moral, a la tercera la religión y a la cuarta le antropología, ya que las tres primeras preguntas están relacionadas con la última» (En Coreth, p. 59). Lo valioso del planteamiento es la pregunta, ¿qué es el hombre? Kant no desarrolla una antropología, limita el conocimiento del hombre a lo sensible.
El idealismo acude a superar tal limitación, pero sólo puede hacerlo ya convirtiendo al sujeto en Absoluto. Hegel será quien aclare que el yo finito se revela como manifestación del Espíritu absoluto. Aquí naufraga la individualidad del yo finito.
El hombre es así un ser racional, sin más, esa razón finita es absorbida en un acontecimiento espiritual infinito. Lo decisivo de este punto es la apertura de la cuestión: ¿qué es el hombre?
Las respuestas se pueden clasificar así: la respuesta del materialismo y evolucionismo, la respuesta del existencialismo y personalismo, la respuesta de la fenomenología y ontología del hombre.
3. Materialismo (siglos XVIII y XIX), el hombre es una realidad material como todas las cosas que existen. Inician este pensamiento los enciclopedistas, Diderot, Lametrie, D’Álembert, Holbach.
4. Positivismo. Augusto Comte (1788-1857) limita el conocimiento científico a los contenidos de la experiencia y la observación. Tuvo una fe ilimitada en el progreso. El hombre es un objeto de estudio natural empírico, psicológico y sociológico. El empirismo no hace manifestaciones metafísicas como el materialismo. Todos los procesos de la vida del hombre hay que entenderlos desde las fuerzas materiales.
5. Evolucionismo. Darwin crea una nueva imagen del hombre, es el resultado de un proceso evolutivo. Darwin se mantiene en el orden de una teoría científica sin pretensiones metafísicas. El alemán Haeckel (1834-1919) transforma la teoría evolucionista en una doctrina filosófica, explicativa de toda la realidad, hace materialista el evolucionismo.
Nietzsche (1844-1900) pretende que la evolución del hombre lleve al superhombre, lo que acontece por la voluntad de poder, siendo un producto de la libertad humana. Bajo este influjo están Marx y Engel.
6. El materialismo dialéctico  convierte la dialéctica de la idea del Hegel en dialéctica de la materia que se desarrolla mediante saltos cualitativos en formas superiores de manifestación y acción, siendo el hombre y su conciencia la forma suprema.
El materialismo histórico trata de explicar la historia de lo humano del siguiente modo: se parte de la base material de la vida, la economía, para llegar a la meta última, la sociedad sin clases por medio de la lucha de clases. El hombre es un conjunto de relaciones sociales, dentro de las cuales el individuo pierde relevancia.
Que el concepto de evolución haya tenido una interpretación materialista es un hecho, pero es posible entenderlo de otra manera, en un contexto espiritualista.
7. Evolucionismo cristiano. Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955) en el Fenómeno humano ha mostrado que es posible entender la evolución de modo espiritualista. Ha intentado describir el fenómeno humano en el marco de la evolución de la vida. Este ha sido su gran aporte.
8. Existencialismo.  Implica poner la atención en el hombre concreto. Los precursores han sido Blas Pascal (1623-1662), para quien el corazón podía tener razones que la razón no entendía. Sören Kierkegard (1813-1855), fundador de la filosofía existencialista, se interesa por la existencia, el individuo humano concreto en la totalidad de su experiencia personal. Cuando el hombre examina esa existencia concreta cobra conciencia de su impotencia y lo embarga la angustia. Hay que desconfiar tanto de sí que se haga necesario confiar en Dios. De aquí que el hombre es «una existencia delante de Dios».
F. Nietzsche cree, por el contrario, que la vida debe ser exaltada, lo que no hace el cristianismo; la vida lo es todo, el alma es nada.
8. La filosofía vitalista de Henri Bergson (1859-1941). La realidad viva no se capta racionalmente, hay que sentirla y penetrarla por medio de la intuición. En esta línea es importante el alemán W. Dilthey (1833- 1911), quien hizo la distinción entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, distinguía entre «explicar» y «entender». Le siguen Ludwig Klages y Max Scheler.
9. En la filosofía existencialista el concepto de existencia humana concreta es lo importante, se capta desde la inmediatez personal a través del análisis existencial. Lo que aparece es la finitud y la contingencia del hombre (Kierkigard, Heideger), el fracaso (Jasper), el ser para la muerte (Heideger), así se descubre la inutilidad de la existencia humana (Sartre).
Los filósofos cristianos han visto elementos positivos: la esperanza, la confianza (Gabriel Marcel)
10. Personalismo. Pone de relieve la singularidad del ser personal y de las relaciones interpersonales. Se vincula con la filosofía existencialista de muchas formas. Sus representantes son Max Scheler, Ebner, Buber, A. Brunner, entre los alemanes; entren los franceses destaca E. Mouriier, Jasper y Gabirel Marcel. No ven al hombre aislado, sino como hombre en su mundo. E. Husserl habla del mundo vital. Heideger resalta el estar en el mundo como concepción fundamental de la existencia. El mundo se convierte en categoría antropológica. Pero el mundo del hombre es primordialmente un mundo personal, en el cual cada uno goza de singularidad e irrepetibilidad indeclinables. Así se capta la relación yo – tú, totalmente específica del hombre. Esta relación funda la dimensión social humana, originando «el nosotros».
Todo esto acontece en la historia. El mundo humano es un mundo histórico, es deber de cada uno hallar su lugar en la historia.
Autor: Jesús Rafael Martínez Guerrero.

¡Bienvenidos!


Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un soledad caótica y las tinieblas cubrían el abismo, mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. (Gn. 1,1-2).

En el libro del Génesis se presenta la creación de todo cuanto existe en siete etapas, que llama días. ¿Piensas que se puede creer este relato al pie de la letra, como si un reportero hubiera estado presente, tomándole el tiempo a Dios?
El objetivo del relato no es narrar científicamente la historia de la creación del mundo, la cual se desconoce, sino afirmar que Dios es el origen de todo, incluso del tiempo que llevó la creación. El autor usa un lenguaje simbólico y poético para expresar estas creencias provenientes de la tradición sacerdotal israelítica.
La sabiduría, el amor y el poder absoluto de Dios fueron el origen de todo. La fe no puede oponerse a la razón humana, pues Dios es el origen tanto de la razón humana como de la fe. Los investigadores que estudian con sinceridad las ciencias, aún sin proponérselo, llegan a la conclusión de que alguien trascendente ha creado las cosas.
La Sagrada Escritura no proporciona datos arqueológicos ni científicos, sino que habla del origen y sentido de la vida. Dios coronó su Obra tan variada y hermosa creando a los seres humanos y entregándoles la creación para su dominio y control. Estas narraciones responden a preguntas comunes de la humanidad: ¿de dónde vengo? ¿adónde voy?
En este espacio, trataremos de darte una herramienta teológica para tratar de comprender mejor el sentido de la creación y del papel que el ser humano juega en ella; esto es importante en estos tiempos, los nuestros, cuando problemas ecológicos aquejan cada vez más nuestra gran casa: el mundo.

Agradecemos tu visita y también los comentarios que puedas hacer. ¡Bienvenido (a) a este espacio de reflexión!

Antonio López Quiroga
Jesús Rafael Martínez Guerrero
Josué Marcos García Agustince