viernes, 29 de octubre de 2010

Recensión: La creación según Santo Tomás de Aquino (por Antonio López Quiroga)


La creación según Santo Tomás[1]

Tras la lectura del capítulo de referencia, es posible determinar que la pretensión u objetivo del autor consiste en establecer, de manera sintética, la doctrina sobre la creación planteada por Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica (STh), pero desde un ámbito global, es decir, tomando en cuanta las diversas categorías y realidades que necesariamente deben abordarse al tocar el tema de la creación.
Para cumplir con su objetivo, León Lastra divide el capítulo en siete apartados en los que busca (i) la clarificación de determinados conceptos (creación, participación y emanación); (ii) analizar la creación desde los atributos y naturaleza de Dios (Dios creó libremente, ¿qué le movió a Dios a crear?, y Dios trino creador); y (iii) establecer el fin específico del hombre como creatura (Creados para amar).
A continuación se ofrece una breve síntesis en la que se presentan los principales argumentos del autor con respecto a la tesis tomista, para finalmente, mediante un cuadro sinóptico, establecer los conceptos clave para la comprensión de la lectura.
1. Creación: Dentro de la STh, el tema de la creación se sitúa después de abordar el tema de Dios en sí mismo y antes de la ética humana. En este contexto, se afirma que el origen y destino del universo tienen un mismo punto de partida y de llegada: Dios. Ello implica la dependencia existente entre el Creador y lo creado, pues el primero mantiene en el ser a lo segundo. Dios crea «de la nada», es decir, no existe realidad previa a la creación; para el Aquinate, crear «a partir de la nada no implica que la nada interviniera en el proceso ofreciendo lo que no puede ofrecer, ser, sino que la expresión [ex nihilo] se refiere solo a una secuencia de orden. La creación es lo que permite que algo fuera de Dios exista.»[2]. Por otro lado, Santo Tomás distingue entre la creación y la salvación, pues la primera es obra de la bondad de Dios, mientras que para la segunda es necesario el pecado.
2. Participación: Toda vez que ser creado es una realidad extrínseca a la creatura, en la creación es necesaria una participación del ser de Dios. Lo anterior se afirma no como una emanación, sino porque en las creaturas se refleja el modo de ser del Creador, de la misma forma que aquello creado por el hombre es imagen de su inteligencia y su destreza. La creación, para Tomás de Aquino, puede verse desde dos perspectivas, a saber: (i) causalidad eficiente (Dios es autor de cuanto existe); y (ii) causalidad ejemplar (implica el modo de ser de la creatura en relación con el modo de ser del Creador).
3. Emanación: Término empleado por el Aquinate para referirse a la creación, pero en el sentido de una procedencia y, en cuyo fondo, se encuentra la decisión libre de Dios.
4. Dios creó libremente: En virtud de lo anterior, se afirma que la creación es producto de un acto libre de Dios. De aquí derivan dos posturas importantes: (i) la corriente panteísta que sostiene que no hay diferencia entre creado y creador, es decir «Dios y mundo constituyen una realidad inseparable»[3]; algunos atribuyen la eternidad de Dios al mundo; otros ven el mundo como prolongación del ser de Dios; hay quienes aceptan el acto creador pero no ex nihilo, sino como emanación de la misma naturaleza de Dios de donde resultaría que Dios y mundo son sinónimos; y (ii) la tesis tomista que afirma que la creación no es continuidad de la naturaleza divina pues Dios creó el mundo, a través de su Palabra, por un acto libre que no supone un cambio en su ser.
5. ¿Qué le movió a Dios a crear?: Al tratarse de un acto libre de Dios, en la creación no cabe ni necesidad ni azar, sino que hay un proyecto de fondo. Por un lado, Dios ha querido darse a conocer a través de su creación (Cfr. S.Th. III, 1, 1); por otro, Dios ha querido comunicar su bondad y perfección, lo que hace posible una comunión entre él y la creatura (Cfr. S.Th. I, 45, 4). De ello puede inferirse que «de la comunicación de su bondad se pasa a la comunicación de su amor. Se ama sólo lo bueno, y comunicar lo bueno es lo propio del amor […] la creación es un efecto del amor de Dios a lo creado. Dios creó por amor»[4]. Desde esta perspectiva la creación toma relación con la salvación.
6. Dios trino creador: San Basilio atribuyó funciones a cada persona divina: el Padre dispone; el Hijo crea y el Espíritu Santo consuma la acción. Tomás de Aquino, por su parte, señala que lo creado se entiende a partir de la revelación trinitaria de Dios, en donde se halla el fundamento de la libertad y del amor como categorías esenciales en el ser humano. (i) La Palabra, fundamento de la libertad creadora de Dios: ya quedó apuntado que Dios crea por un acto de libertad. Ese acto libre, que es antecedido por el pensamiento libre, trae como consecuencia la emisión de la palabra que, a su vez «es la lógica de la creación, es quien pone armonía y orden en ella […] la palabra responde a un pensamiento, propósito de orden, de fin, que pertenece al reino de la libertad, y de acuerdo con él crea.»[5]; y (ii) El Espíritu Santo creador, expresión del amor creador de Dios: Dios crea por la libertad realizada en el amor; el Espíritu Santo transforma ese amor divino en persona.
7. Creados para amar: El hombre es creado a imagen y semejanza de Dios; ello se ve tanto en su naturaleza (dimensión o capacidad intelectual) como en su condición o tendencia trinitaria (dimensión o capacidad afectiva). Al ser el hombre efecto del amor de Dios, entonces está creado para amar. No obstante el hombre tiene a Dios en su origen, es un ser limitado en el que existe la inquietud por la eternidad, por lo incondicionado y por lo absoluto. «Salimos de su amor y a su amor estamos destinados a volver»[6].

La creación según Santo Tomás
Creación
Dios es el origen y destino del universo.
Dependencia entre Creador y creatura
Creación ex nihilo (no hay realidad previa a la creación


Participación
Dios participa su ser a la creatura
En la creatura se refleja el modo de ser de Dios
Causa eficiente (Dios creador de todo); Causa ejemplar (relación en el modo de ser)


Emanación
Procedencia en virtud de un acto libre de Dios


Libertad
Tesis panteísta: Dios y mundo constituyen una realidad inseparable
Tesis tomista: la creación no es continuidad de la naturaleza divina


Motivación
El acto creador no es necesario ni azaroso; es libre
Dios se ha querido dar a conocer a través de la creación
Dios muestra su bondad y perfección: la creación es un acto libre de amor


Trinidad
La creación se entiende a partir de la revelación trinitaria de Dios
La Palabra es el fundamento de la libertad creadora de Dios
El Espíritu Santo es la expresión del amor creador de Dios


Finalidad
El hombre es creado a imagen y semejanza de Dios (dimensión intelectual y afectiva)
Si el hombre es efecto del amor de Dios, entonces es creado para amar
El hombre sale del amor de Dios y está destinado a volver a él



[1] León Lastra, J. J., Creado y creador, Salamanca 2006, pp. 40-62.
[2] Ibidem, pp. 40-41.
[3] Ibidem, p. 45.
[4] León Lastra, J. J., Creado y creador, p. 50.
[5] Ibidem, p. 56.
[6] Ibidem, p. 62.

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